dilluns, 11 d’abril del 2011

MADRE

(en el día mundial de la enfermedad de Parkinson)

Como flama que se apaga tiembla tu erguida cabeza
que se niega a humillarse y se mantiene serena.
Así eres tú, madre mía, una planta con raíces,
humildes pero profundas, enfermas pero valientes.

El cruel parkinson tirano atacó tu madurez.
Respondiste, orgullosa:” ¡Nunca me conseguirás!
Lucharé hasta la muerte en incruenta batalla
hasta que la agria mortaja cubra mi eterno coraje”.

En ese día funesto recordaré la promesa
de no olvidar los consejos que me dictaste de vieja:
“Dulce hija mía querida, la humildad es el secreto,
amigo fiel y discreto, de la gran felicidad”.

Maria Oreto Martínez Sanchis