dimecres, 9 de març del 2016

SUBLIMACIÓN

 
Amo la poesía de Juana se Ibarbourou, una mujer hermosa, pizpireta y gran poetisa que ocultó su dolor de fémina maltratada en los sueños que plasmó en sus poemas. Porque eso fueron sus versos, hermosos sueños de un alma atormentada en la intimidad y laureada en público. Un torrente vital, el mar que abrazó la campiña, la higuera que perdió el fruto, todo eso y más fue Juana de América. Pero, sobre todo, fue una mujer agonizante ante una existencia de la que solo gozaba en sueños, un mundo onírico tatuado en sus versos.
Cerca de ese día que, una vez al año, se nos regala, he pretendido rendir homenaje a una mujer silente, de mirada entristecida y nostálgica, que ocultó estoica y orgullosamente su tragedia. Fue la luna, la mujer fuerte que sublimó su dolor en hermosa poesía.
A ella rindo mi más sentido respeto en este soneto.
SUBLIMACIÓN (EVENTO "JUANA DE AMÉRICA")
Dulce aroma desprende tu mirada,
Juana de América, sutil mimosa,
discípula de Erato y mariposa
que danzó hacia la libertad vedada.
Un velo de tristeza resignada
cubría la pupila cadenciosa
de mujer ofendida y silenciosa
incapaz de vender su alma sellada.
Y es que el valor se impuso a la condena
y Juana liberó en su poesía
las cuerdas que anudaban su cadena.
Su poética, llena de alegria,
de goce y sensualidad, no era pena,
era luz que anunciaba un nuevo día.
Y Juana de Ibarbourou,
por la magia de Erato bendecida
fue Selene, la dama de la vida.