divendres, 6 d’abril del 2018

VIERNES SANTO

VIERNES SANTO (OCTAVAS REALES ALEJANDRINAS)

El Viernes de Dolores precede al Viernes Santo,
el día en que murió Jesús el Nazareno,
que nos salvó del mal en un día de espanto,
ya que murió en la cruz por un pecado ajeno,
la culpa original, del paraíso llanto,
que salvó su valor en un día de trueno.
¡Señor...! Agradecida, ruego que nos liberes
de todo mal camino a los humildes seres.

Debemos perseguir la senda del recato
para alcanzar la estela de los pasos de Cristo.
Debemos escapar del lujo y del boato
y que la sencillez sea nuestro modisto.
Debemos prosternarnos y ser de afable trato
y seguir a Jesús como favor previsto.
Debemos dar amor, un amor infinito,
amor sin condiciones, un amor exquisito.

Señalada la estela, Jesús ascendió al cielo,
resucitado y hombre después de redimirnos.
Los benditos humanos llenos de su consuelo
imploramos con ansia que vuelva a reunirnos.
¡Amado Hijo de Dios! Concédeme el anhelo
de que el hombre liquide las guerras para unirnos
en un planeta libre donde no haya esclavos
y sembrar gratitud al dolor de tus clavos

Maria Oreto Martínez Sanchis


LA LUZ DE LA SOMBRA. ZENOBIA CAMPRUBÍ

LA LUZ DE LA SOMBRA. ZENOBIA CAMPRUBÍ
 
Barcelona y Puerto Rico
se unieron para abrazarte,
dulce risa cristalina
que a Juan Ramón conquistaste.
 
Te convertiste en la luz
que iluminaba su sombra,
renunciando a tus anhelos
a cambio de su persona.
 
Te aburrían sus poemas,
propios de un ser pusilánime,
pero tu loca pasión
los convirtió en bello arte.
 
¡Ay, Zenobia Camprubí!
¿Qué hubiese sido del Nobel
si tú no hubieses nacido?
¿Dónde estarían sus voces?
 
A Juan Ramón recordamos,
un hombre lleno de angustia,
sin pensar en la mujer
que regó su esencia turbia.
 
Ella tenía la fuerza
que él nunca conoció.
Ella renunció a ser alguien
Y él se convirtió en gorrión.
 
¡Ay, Zenobia Camprubí!
¿Qué hubiese sido del Nobel
si tú no hubieses nacido?
¿Dónde estarían sus voces?
 
Valiente como Zenobia,
que venció a todo un imperio,
borraste como una maga
de la mente el sufrimiento.
 
Y nació un pollino hermoso
de unas letras cantarinas,
que enamoró a muchos niños,
esos que tú no tenías.
 
Y ayudaste a las familias,
sobre todo a las mujeres,
y leías a Platero
en los ojos de la gente.
 
 
Maria Oreto Martínez Sanchis




MARZO

MARZO

Este mes de marzo no nos ha salido fallero, pues por la mañana pone cara de perro y por la tarde de valiente mancebo, así que es impossible salir a tomarse una agüita de València porque no para de llover por la noche. Pero, por la tarde, ese sol de marzo hiere con mazo y los ojos nos lloran intentando leer todas las fallas y es que el sol de marzo es un auténtico pelmazo, de esos que es imposible quitarse de encima. A mediodía quema como un condenado y ¡ay de las madres con hijas casaderas...!Porque la madre que su hija quiere casar del sol de marzo la ha de librar, ya que, si no, las pobres chiquillas están todas renegrías y quemadas por el astro rey y no hay quien las mire a la cara, que parece hollín. Mañana se acabarán las fallas y yo daré gracias a Dios porque en este marzo nos ha salido un día malo y otro peor.

Pero daré gracias porque el agua de marzo siempre es buena para el campo, y hemos de comer y dar de comer al necesitado. Y es que a nadie debe extrañar que en marzo empiece a tronar; pues si en marzo truena, cosecha buena. Pero, al fin y al cabo, amigos, estamos hasta la coronilla de tanto invierno, que comporta frío lluvia y nieve. Por eso añoramos que entre marzo y abril salga el cuco del cubil, pues con la nieve no quiere venir. Y si marzo se va y el cuco no viene, o se ha muerto el cuco, o el fin del mundo viene. Y es que está visto que cuando marzo vuelve el rabo, todavía al invierno no se le ve el cabo, y no queda oveja con pelleja ni pastor deszamarrado.

A pesar de todos mis temores sobre el frío me alivia pensar que cuando marzo mayea, mayo marcea, y como estamos cercanos a abril espero que lleguen las golondrinas y se vayan los tordos, porque prefiero un mayo soleado a un marzo con solera. Y golondrinas aún no he visto en este San José. Mi padre, recuerdo que decía, si a la golondrina en marzo no la ves, mal año de espiga es; però también decía, por San José, la golondrina veré. Y este año no se la ha visto ni se la espera.

Y es que este cambio climático nos está llevando a la ruina y, al final, en marzo son aguas mil y, en abril, marzo ventoso. Y es que si marzo abrilea, abril marcea. Aunque bien es cierto que nunca nos podemos fíar de dichos meses porque marzo y abril, si no la pegan al entrar, la pegan al salir.




Maria Oreto Martínez Sanchis

EURÍDICE

Hermoso cuenco que rezuma leche,
ambrosía de querubines, mar...
Fluye tu manantial entre el follaje
mientras brota la evocación de Eurídice,
la bella ninfa que conquistó a Orfeo,
pletórica de anhelos y de esencias.
No espero que una víbora siniestra
acalle mis deseos de placer,
sino hundirme frenética en tu magma,
y dejarme mecer en el olvido
bebiendo el loto de esta fuente fresca.

Amo tus manos, que entretejen perlas
de amor entre la fronda que suspira
con pasión, sin dilemas, sin axiomas.
Amo esa contundencia viril, cálida...,
pero firme y traviesa en sus delirios;
el buceo del sol entre el follaje
me conduce al éxtasis supremo.
Y se hunden mis uñas en el fango
que alimenta mi dicha, consagrada
a tus caprichos y a mis desvaríos.
Tus dedos tañen la exquisita lira...

Y yo me siento Eurídice, mordida
por un ofidio que me vivifica.
Y no desciendo hasta el maldito averno,
sino que asciendo hasta tocar el cielo,
porque  Orfeo me porta hacia el Olimpo
y su armonía me troca en mujer;
una mujer que sorbe del venaje
sin pudor y pletórica de dicha.
Esa alegría de seguir amando
hace que me camufle en la espesura
de tu mar que es mi mar y mi alborozo.

Maria Oreto Martínez Sanchis






BENDITA COMUNIÓN

BENDITA COMUNIÓN

Destellos de arco iris iluminarán la tierra
el día que tu amor vuelva a yacer en mí.
Tocarán las campanas como en día festivo
y nuestros labios se unirán en la cueva del beso.

Y seremos uno, en un mismo paraíso,
unidos en la comunión del bendito placer,
y seremos amantes que aguantaron los truenos
y superaron la ventisca herida de antaño.

En el silencio de la noche se inflamarán las almas
que un día se escarcharon por el dolor de amar.
Y volverán a cantar las pías golondrinas
melodías de gloria en noches de primavera.

Y la luna curiosa se asomará a nuestras almas
para beber las quimeras, en convite jocoso,
y observará los besos que volaron llorando
aquel amanecer que mi frente abandonaste.

Mas también sorberá las raíces profundas
que nuestro amor indemne conserva en la memoria,
una memoria dulce como la miel de la Alcarria,
una memoria anhelante de cariño y de calma.

Y en el silencio de los sueños la luna partirá,
segura de una querencia lozana y no marchita,
segura de un amor que volviose poesía,
segura de que las almas vibrantes hablarán.

Y ya no habrá silencio ni noches ajadas,
solo los matices dorados de una hermosa relación,
solo el afecto sano que inspira el delirio
que no guarda rencores en el insondable silencio.


Maria Oreto Martínez Sanchis













dijous, 15 de març del 2018

POESIA


Eres, paloma, el sueño del poeta,

la mensajera de su inspiración,

la que produce que el bandoneón

suene triste en su espíritu de asceta.



Eres, paloma, dulce niña inquieta

que en los poemas dona el corazón

al componer la más bella canción

que hable de amor con intención coqueta.



La poesía es contento y llanto,

es la expresión de un sentimiento puro

y el descanso en el denigrante ocaso.



Todo aquel que se abstrae en el fracaso

tropezará con un manjar seguro

si comprende del verso el fiel encanto.


diumenge, 11 de març del 2018

HAZ EL BIEN Y NO MIRES A QUIÉN

HAZ EL BIEN Y NO MIRES A QUIÉN
El sueño que destila la mirada
de unos ojos ingenuos y sinceros
atrapa el corazón en su redada
y los seres se sienten prisioneros.
¡Ángel del cielo, dulce flor soñada...!
Tus pétalos de lluvia son jilgueros
que cantan a la vida esperanzados,
ahítos de añoranzas por sus hados.

Pobre huérfana, ¿qué será de ti?
Niña de guerra, trágicos suspiros
percibo de tus labios de alhelí.
Sola, abandonada entre vampiros,
huyes de la maldad con frenesí,
una maldad no escrita en los papiros
que ignoran la terrible situación
padecida por toda tu nación.

Debemos dar asilo al perseguido
para no deshonrar nuestras conciencias.
Debemos dar albergue al oprimido
pues recordamos nuestras experiencias,
el sentimiento de un conflicto ido
que aún pervive en nuestras existencias.
¡Exiliados de España por la guerra!
Y no auxiliamos al que se destierra.

Maria Oreto Martínez Sanchis