Mis sueños son fuentes que rocían
de nostalgias mi dulce despertar,
y es que abrazada a la almohada
te deseo a ritmo de suspiros,
a ritmo de anhelos entrelazados,
de dulces requiebros
que metamorfosean el canto
silente de la noche
en el jolgorio risueño de la madrugada.
Orgía amorosa en la mañana,
apasionados besos que rocían mi cuerpo
como una dulce fontana en la distancia.
Risas…, tibios arañazos, como símbolo
de la loca pasión que nos consume,
del loco anhelo de entrega de dos enamorados.
Pasión, surgida de la cueva del cariño
que nutre dos almas embelesadas
que no creen en el fracaso de su amor.
Luz diáfana que inundas nuestras locuras,
que rompes los sueños convertidos en hermosa realidad.
¡Vete y déjanos soñar!
Permite que nos adentremos en el mar del frenesí
para gozar, una vez más, de la ilusión y del placer,
que desbordan nuestras vidas rezumantes de cálida miel.
Maria Oreto Martínez Sanchis