dimarts, 23 de novembre del 2010

AL INDIO AMERICANO

Piel rojiza al sol poniente


levanta su cabeza orgullosa,

noble testa coronada

de hermosa cabellera negra flotando

al viento cual águila peregrina

en busca de su nido.

Valor, coraje, belleza y bondad,

amalgama de virtudes, indio americano



Luna ensangrentada cubriendo tu rostro

manchado de guerra, de lucha y de muerte.

Te enfrentaste a los dioses derrochando bravura,

desgarraron tu vida, tu cultura,

tu aliento, tu pueblo y tu historia.

Eran tus dioses unos simples mortales

llegados de allende los mares,

hambrientos de lujuria, de oro y de riquezas,

a los que no supiste vencer en la guerra

por falta de malicia, de armas y de esperanza.



Recuerda, indio amado, tu inteligencia innata

que te convirtió en pacífico símbolo de valentía.

No sufras por haber caído derrotado

por unos falsos dioses, demasiado humanos.

La soberbia, la avaricia y la lujuria

son el símbolo que siempre pregonaron,

la huella indeleble que dejaron

en estas tierras libres ya, y sin esclavos.



Maria Oreto Martínez Sanchis
 
CARMEN, DIME SI TE LLEGA, POR FAVOR