divendres, 11 de març del 2011
LA NIÑA
Tu mirada atenta y melancólica
vigila a tus hermanos adorados
mientras sufres los dorados rayos
que castigan la nuca delicada.
Las olas suaves, albas de espuma,
permiten los brincos y las risotadas
de los valientes que se afanan
en penetrar más allá de la playa.
La brisa, fiel compañera, aparta tu pelo,
oro buñido entre los brazos del sol.
Mientras los pequeños, desnudos, juguetean,
tú cumples el papel de hermana mayor,
vestida de blanco, fiel coraza contra el duro Helios,
observas con añoranza sus juegos infantiles.
Sólo en sueños revives tu infancia aún tan cercana,
sólo en sueños revives los juegos en la playa.
Pensativa miras el salado mar de tus ilusiones,
de tu libertad.
Pero impresa en el rostro llevas
la huella de la responsabilidad.
Eres la mujercita que ha de observar a la chiquillería
frente al Mediterráneo, dulce mar de esperanzas,
de anhelos vividos y de remembranzas.
Maria Oreto Martínez Sanchis.