Como un calidoscopio de mil matices
transcurre lentamente el calendario
que, juguetón, presenta hermosas tonalidades
para, al día siguiente, lucir amortajado.
Con avaricia, gozamos de los bellos instantes
que codiciosamente nos serán arrebatados…
El día de hoy se engalana de azul celeste,
el de mañana vestirá nublado.
¡Estéril Cronos, no sientes piedad
de aquellos que pasan su vida llorando
y que esperan de ti compasión y cuidado!
Malhadado aquél que en ti confía
porque nunca lo acompañará la paz
ni la compañía.
La luz no le servirá de fanal, sino de cruel averno
del que batallará por salir hasta su último aliento.
El verde de las hojas o el azul del mar,
el rojo de una puesta de sol o el amarillo lunar
son hermosos tonos de felicidad.
¿Por qué todos los seres humanos
no los pueden disfrutar?
Así podría yo aceptar la amarga verdad
de que la existencia consiste en un espejismo
de momentos de dicha y otros de soledad.
Pero todos no son los llamados al banquete del placer,
sólo los privilegiados pueden gustar de él.