DORMIDA
Bajo el manto estrellado,
duermes el sueño de la infancia.
Recuerdas esos días felices
en los que, alegre, soñabas
en convertirte en mujer.
Recuerdas esos días de juegos,
de risas y anhelos,
que ya no volverán;
esos días alborotados,
plagados de encanto,
de amores y llanto,
que nunca germinaron.
Se cumplió tu sueño:
El Tiempo te transformó en mujer.
Ahora silente, recostada en la añoranza,
anhelas remembranzas
que sólo son quimeras,
olvidos en la mente,
plagada de tristeza.
Tu carga diaria se vuelve liviana
entre los amorosos brazos del recuerdo,