HAZ EL BIEN Y NO MIRES A QUIÉN
El sueño que destila la mirada
de unos ojos ingenuos y sinceros
atrapa el corazón en su redada
y los seres se sienten prisioneros.
¡Ángel del cielo, dulce flor soñada...!
Tus pétalos de lluvia son jilgueros
que cantan a la vida esperanzados,
ahítos de añoranzas por sus hados.
Pobre huérfana, ¿qué será de ti?
Niña de guerra, trágicos suspiros
percibo de tus labios de alhelí.
Sola, abandonada entre vampiros,
huyes de la maldad con frenesí,
una maldad no escrita en los papiros
que ignoran la terrible situación
padecida por toda tu nación.
Debemos dar asilo al perseguido
para no deshonrar nuestras conciencias.
Debemos dar albergue al oprimido
pues recordamos nuestras experiencias,
el sentimiento de un conflicto ido
que aún pervive en nuestras existencias.
¡Exiliados de España por la guerra!
Y no auxiliamos al que se destierra.
Maria Oreto Martínez Sanchis
atrapa el corazón en su redada
y los seres se sienten prisioneros.
¡Ángel del cielo, dulce flor soñada...!
Tus pétalos de lluvia son jilgueros
que cantan a la vida esperanzados,
ahítos de añoranzas por sus hados.
Pobre huérfana, ¿qué será de ti?
Niña de guerra, trágicos suspiros
percibo de tus labios de alhelí.
Sola, abandonada entre vampiros,
huyes de la maldad con frenesí,
una maldad no escrita en los papiros
que ignoran la terrible situación
padecida por toda tu nación.
Debemos dar asilo al perseguido
para no deshonrar nuestras conciencias.
Debemos dar albergue al oprimido
pues recordamos nuestras experiencias,
el sentimiento de un conflicto ido
que aún pervive en nuestras existencias.
¡Exiliados de España por la guerra!
Y no auxiliamos al que se destierra.
Maria Oreto Martínez Sanchis