divendres, 6 d’abril del 2018

LA LUZ DE LA SOMBRA. ZENOBIA CAMPRUBÍ

LA LUZ DE LA SOMBRA. ZENOBIA CAMPRUBÍ
 
Barcelona y Puerto Rico
se unieron para abrazarte,
dulce risa cristalina
que a Juan Ramón conquistaste.
 
Te convertiste en la luz
que iluminaba su sombra,
renunciando a tus anhelos
a cambio de su persona.
 
Te aburrían sus poemas,
propios de un ser pusilánime,
pero tu loca pasión
los convirtió en bello arte.
 
¡Ay, Zenobia Camprubí!
¿Qué hubiese sido del Nobel
si tú no hubieses nacido?
¿Dónde estarían sus voces?
 
A Juan Ramón recordamos,
un hombre lleno de angustia,
sin pensar en la mujer
que regó su esencia turbia.
 
Ella tenía la fuerza
que él nunca conoció.
Ella renunció a ser alguien
Y él se convirtió en gorrión.
 
¡Ay, Zenobia Camprubí!
¿Qué hubiese sido del Nobel
si tú no hubieses nacido?
¿Dónde estarían sus voces?
 
Valiente como Zenobia,
que venció a todo un imperio,
borraste como una maga
de la mente el sufrimiento.
 
Y nació un pollino hermoso
de unas letras cantarinas,
que enamoró a muchos niños,
esos que tú no tenías.
 
Y ayudaste a las familias,
sobre todo a las mujeres,
y leías a Platero
en los ojos de la gente.
 
 
Maria Oreto Martínez Sanchis