Andares de palmera cimbreante
Moviendo el tronco al compás del viento,
Cabello que deslumbra al caminante,
Esa eres, hermosura en movimiento.
Zafiros bellos presidiendo el rostro,
Guía de ciegos en su despertar,
Cubren de luces mi pasado angosto
Y permiten al corazón soñar.
Dulce persona de virtud dorada,
Alma estancada en el verbo “amar”,
Perdona mi osadía, no te alejes…
Escucha al que te adora como amada:
El tiempo se detuvo al recordar…,
Si no puedes olvidar, no te quejes.
Maria Oreto Martínez Sanchis