BENDITA
COMUNIÓN
Destellos
de arco iris iluminarán la tierra
el
día que tu amor vuelva a yacer en mí.
Tocarán
las campanas como en día festivo
y
nuestros labios se unirán en la cueva del beso.
Y
seremos uno, en un mismo paraíso,
unidos
en la comunión del bendito placer,
y
seremos amantes que aguantaron los truenos
y
superaron la ventisca herida de antaño.
En
el silencio de la noche se inflamarán las almas
que
un día se escarcharon por el dolor de amar.
Y
volverán a cantar las pías golondrinas
melodías
de gloria en noches de primavera.
Y
la luna curiosa se asomará a nuestras almas
para
beber las quimeras, en convite jocoso,
y
observará los besos que volaron llorando
aquel
amanecer que mi frente abandonaste.
Mas
también sorberá las raíces profundas
que
nuestro amor indemne conserva en la memoria,
una
memoria dulce como la miel de la Alcarria,
una
memoria anhelante de cariño y de calma.
Y
en el silencio de los sueños la luna partirá,
segura
de una querencia lozana y no marchita,
segura
de un amor que volviose poesía,
segura
de que las almas vibrantes hablarán.
Y
ya no habrá silencio ni noches ajadas,
solo
los matices dorados de una hermosa relación,
solo
el afecto sano que inspira el delirio
que
no guarda rencores en el insondable silencio.
Maria
Oreto Martínez Sanchis